martes, 6 de noviembre de 2012

Quo Vadis Frente Cívico Somos Mayoría. III

Frente Cívico ¿Somos Mayoría?
Anguita tendió su mano, puso las cartas sobre la mesa y se ofreció a poner todo de su parte, pero su proyecto necesitaba seguidores:“En esta noche yo he empezado la guerra. El que quiera que me siga.” Llegaba ahora nuestro turno, el turno del compromiso de los ciudadanos.

Lo que redactaré a continuación es mi propia visión de los hechos y por eso utilizaré un tono más personal. Al fin y al cabo, todo intento de objetividad lleva en sí la propia visión del que escribe. Confío en que se puedan separar los hechos concretos, todos ellos contrastables, de mis opiniones que no son más que eso: opiniones.

Desde el primer instante fuimos muchos, a lo largo de toda la geografía española, los que nos adherimos a esa idea apartidista, plural, de búsqueda de alternativas. Lo interpretamos como un foro en el que poder contrastar las ideas propias con las de los demás para elaborar un programa capaz de crear un sistema diferente, verdaderamente democrático, en el que los intereses de la gran mayoría de los ciudadanos estén por encima de los intereses de las minorías y donde cada ciudadano se represente a sí mismo, siendo consciente no sólo de sus derechos, sino también de sus compromisos y de su responsabilidad en lo que ocurre en su país. Buscábamos crear nuevas estructuras de reparto de poder que cediesen al ciudadano el verdadero derecho a decidir y no sólo a delegar.

El 4 de Julio de 2012, el Colectivo Prometeo, publica en su blog un formulario que nos permitirá a los interesados en colaborar con el FCSM registrarnos con nuestros datos personales. El 17 del mismo mes, algunos recibíamos un mensaje de confirmación en nuestro correo electrónico y al día siguiente, la notificación del alta en una lista de correo de Googlegroups con el fin de “poder comunicaros de manera mas operativa”.

A través de este grupo comenzamos las presentaciones y los primeros contactos entre los miembros adheridos de nuestra localidad. Nuestro primer cometido fue nombrar un: “responsable, o coordinador, o enlace” el objetivo era que: “cada grupo provincial tenga autonomía propia” pero se nos pedía que: “Lo único que os pedimos es que no cese la comunicación” para evitar “que cada provincia de tiros en una dirección distinta.

La elección de ese enlace fue sencilla, un compañero se ofreció y, dado que, al menos aparentemente, ninguno nos conocíamos, todos coincidimos en aceptarle como coordinador. Pronto convocamos la primera reunión. El 28 de julio, nos juntamos 16 personas en un pequeño local que un compañero nos ofreció amablemente.

He de decir que, desde esa primera reunión, todos pudimos notar el esfuerzo de un pequeño grupo de personas por hacerse con el control del grupo. Por naturaleza, unos somos más pacientes que otros y me pareció normal y en ocasiones hasta bueno que eso ocurriera para consolidar en el grupo una cierta rutina de diálogo que, quizá los menos acostumbrados al trabajo en equipo, no tenían. Lo que entonces no se me pasó por la cabeza es que ese control se iba a transformar en lo que después lo ha hecho.

Algunos concebimos la figura de un líder más como timonel que como capitán. Un miembro más del equipo que sólo pone rumbo adonde el grupo decide. Frente a esta postura, están los que prefieren un capitán al que rodear y que decida qué rumbo tomar. Siempre hay quien necesita que las cosas sigan por el cauce que tienen por correcto y se resiste a cualquier otra opción.

Comenzamos presentándonos. Yo fui el segundo en hacerlo. He de reconocer que me excedí en el tiempo porque creí que era importante que la gente supiera qué motivos me habían llevado hasta allí y cuál era la experiencia que ponía al servicio del grupo. Una compañera me hizo ver mi error diciendo que no estábamos allí para “hacer terapia de grupo” por lo que pedí disculpas y pasé la palabra al siguiente.

Reconozco mi falta. Gracias a ella, todo el grupo lo sabía casi todo de mí, mientras yo me quedaba sin saber nada acerca de con quién iba a compartir “trinchera”.

En aquella reunión, el compañero Chus ofreció unos estatutos que él mismo había redactado junto con la compañera Belén (ambos abogados con muchos años de profesión) y que estaban basados en su experiencia en las asambleas del 15M en Puerta del Sol y que, aunque en principio fueron concebidos para constituir un partido político, los dejan en nuestras manos para estudiarlos, debatirlos y modificarlos en lo que nos pareciera oportuno. Extrañamente, estos estatutos, no se tuvieron en cuenta, nadie pareció interesarse por ellos. Lo importante era el debate y “la situación apremiaba”. Seguimos pues adelante sin normas ni estatutos.

En esa reunión se confirmó como coordinador al compañero que ya estaba ejerciendo dicha tarea y cuya misión sería hacer de contacto entre nosotros y Córdoba y se nombró una coordinadora más para comunicación y redes sociales. Se decide también abrir un foro de debate en internet de lo que se encarga nuestro coordinador.

También acordamos firmar el modelo de acta de adhesión que Córdoba nos había enviado.

Tras esa reunión, una compañera anuncia que se va del grupo y varios asistentes no vuelven a dar señales de vida.

Para no resultar demasiado extenso, y demostrar mi propósito de enmienda en la falta de la que fui acusado, trataré de abreviar lo sucedido en las siguientes sesiones. Será difícil, lo siento.

La siguiente reunión no fue tan bien para mí. Nos cambiamos a un local frío, húmedo y oscuro, aunque más espacioso, que otro compañero nos ofreció.

Entre la primera reunión y esta segunda, me tomé la molestia de leer la propuesta de estatutos de los compañeros Belén y Chus. Contacté con ellos, me explicaron su idea y me di cuenta de que la manera de trabajar que proponían en esos estatutos, aunque fuera tomando forma de asociación o de cualquier otro tipo de organización que no fuera un partido, solucionaría casi todos los problemas a los que nos estábamos enfrentando.

En la reunión propuse al grupo que leyeran esos estatutos, propuesta que fue acogida con silencio. Luego, tras una de mis intervenciones, una compañera, me atacó personalmente poniendo en mi boca cosas que yo no dije y tergiversando otras, al pedir la palabra para defenderme, me la negó. A pesar de que muchos se quedaron callados, hubo alguien que me otorgó el derecho de réplica y respondí. Se me critica por dos cosas: defender la paridad y considerar que hay un “nosotros” y un “ellos” entendiendo por nosotros los que hemos tomado conciencia de la gravedad de la situación y queremos cambiarla y por ellos aquellas personas que no están en el FC que siguen soñando con que tarde o temprano todo se arreglará. Respecto al primer punto, no tenéis más que ver la lista de la comisión de organización nombrada por Anguita 13 hombres y una mujer. Y respecto al segundo podéis echar un vistazo a los resultados electorales del pasado 21 de octubre.

Por motivos personales, tuve que ausentarme antes de tiempo. Por lo que me han contado, a partir de ahí parece que el debate se acalora. En esa reunión se decide que el correo no es un buen método para comunicarse por la acumulación de mensajes y se propone que el debate se lleve al foro y que el grupo de correo se limite a comunicados generales. El resultado es: un foro en el que están registrados menos de un tercio de los miembros y en el que menos de 20 personas hemos publicado algo y que poco a poco ha ido enmudeciendo. A título anecdótico diré que llama la atención que, cual perro del hortelano, algún defensor acérrimo del corte de comunicaciones a través del grupo de google y del traslado del debate al foro en lugar del grupo de correo, se niegue a registrarse en este último por contener publicidad.

Y llegó la tercera reunión. Asistimos sólo 8 personas.

Sí, es posible que el verano sea una mala época, pero la reunión más multitudinaria hasta la fecha, había sido el 12 de agosto y, aunque sé que era época de vacaciones, “los malos” no descansan para seguir con sus planes.

No vi muy correcto que 8 personas pudieran tomar decisiones por un grupo que entonces creía formado por 57 y recordé que asuntos como el quórum necesario, son cuestiones que se establecen en los estatutos y que marcan las reglas del juego que entre otras cosas son las que nos definen. En esta reunión se dijeron cosas como que el que no acate las decisiones del grupo tendrá que marcharse, que si todo el mundo está convocado, el que no pueda venir que se fastidie, aunque bien es cierto que esto se corrigió luego cuando alguien mencionó que hay una compañera que cuida a un enfermo con Alzheimer y no puede asistir a las reuniones presenciales.

Dadas las cuestiones que se estaban planteando, hice hincapié en que era importante que leyeran los estatutos que proponía nuestro compañero porque su estructura organizativa me parecía algo revolucionario y una solución perfecta para evitar que este grupo acabe siendo tutelado por cualquier partido, por un grupo minoritario o convirtiéndose en la típica estructura clientelar en la que indefectiblemente acaban convirtiéndose los partidos políticos.

Yo no tengo por qué leer los estatutos de nadie. Si mañana cuatro personas presentan cuatro estatutos diferentes ¿vamos a tener que leerlos todos? Me importan poco los estatutos, lo importante es el debate político, en Málaga van mucho más adelantados que nosotros. Esos fueron algunos de los comentarios con los que se respondió a mi propuesta. Comentarios que no entrecomillo porque no recuerdo las palabras exactas.

Mi contestación fue que sí, que creía que si un compañero proponía algo, como mínimo deberíamos atender su propuesta y máxime una de este estilo que considero una solución y no un problema. Pero, el compromiso, a regañadientes, de echar un vistazo a esos estatutos, no llegó hasta que un compañero comentó que los había leído y que le parecían interesantes aunque no los había entendido del todo. Es verdad que la jerga legal es compleja pero teníamos la suerte de contar en el grupo con más de una persona que nos la podía explicar.

Se me comisiona entonces para hacer un informe junto con otros dos compañeros sobre la plataforma VirtualPol, una web en la que el Colectivo Prometeo parece mostrar mucho interés en promocionar, hasta el punto en que censuran un inocente comentario mío en su blog en el que advierto que toda plataforma de este tipo está sujeta a un administrador que tiene acceso ilimitado a su base su datos.

Se sigue insistiendo en prohibir el grupo de correo para el debate y empiezo a darme cuenta de que la mayoría de los cinco o seis que a estas alturas dirigen ya el grupo, tienen un extraño miedo a la libertad ajena y así se lo hago saber.

Empiezo a darme cuenta de que mi aportación a este grupo, empieza a resultar incómoda tanto para ellos como para mí y redacto un correo que envío a todos utilizando googlegroups donde me abro con sinceridad para mostrar mi malestar y mis dudas sobre el cariz que está tomando el Frente Cívico en nuestra localidad: “...el principal enemigo de la libertad es el poder y sólo estructurando una forma de gestionarlo en la que no sea posible que las organizaciones se enquisten en él para crear sus redes clientelares, podremos atisbar un cambio verdadero...

El apoyo de una muy pequeña parte, el silencio de la gran mayoría y algunas críticas a mis espaldas fueron la respuesta.

Decido entonces no asistir a más reuniones hasta que se debatan unos estatutos y tengamos unas normas de juego a las que atenernos todos y que me permitan saber si estoy en un grupo con capitanes o timoneles, o dicho de otro modo, si estoy en el germen de otro partido político más o en un ágora. 


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