miércoles, 6 de julio de 2016

¿Mentira o demagogia?

- Pero… ¿acaso no son lo mismo demagogia y mentira? Me preguntaba mi amigo.
- Pues… te pondré un ejemplo y tú mismo decidirás. En un pueblo pequeño, la gente pasa hambre porque sus terrenos no son productivos. El alcalde, presunto mentiroso, asegura a sus vecinos que ha plantado las mejores semillas que, con gran sacrificio, habían donado los agricultores, que las ha regado cuidadosamente y que ya hay síntomas de que pronto brotarán. Para reforzar su afirmación llama a sus amigos expertos que confirman a todo el pueblo que lo que dice el alcalde es cierto. Sin embargo, aunque hay gente que dice haberlos visto, tú no ves ni un solo brote desde hace cuatro años. El presunto demagogo sin embargo, se pasa el día diciéndote algo que tú ya sabes: que el huerto no produce, y añade que allí no se ha plantado nada y que toda tu miseria es culpa del alcalde mentiroso que se ha lucrado vendiendo las semillas que eran de todos, y que si no lo eliges a él la situación no cambiará. Para ese cambio te propone plantar semillas nuevas, abonar la tierra, e instalar un nuevo sistema de regadío. La solución es obvia pero, tú sabes que el pueblo no tiene dinero ni para semillas, ni para abono, ni para un costoso sistema de regadío y no sólo eso, sino que, además, para pagar sus deudas, el ayuntamiento necesitaría entregar un año entero de una cosecha que no tiene.

Lo cierto, querido amigo, es que no sé si ambas cosas son lo mismo, pero lo que sí sé es que ambas tienen algo en común: no tienen ningún efecto si tú no te las crees. Dejemos la fe pues a las religiones y empecemos a sembrar cada uno su parcela.