Juan Moreno, periodista del semanario Alemán Der Spiegel ha publicado un, aparentemente controvertido artículo en su revista, en el que manifiesta abiertamente su opinión sobre nuestro país. Y digo aparentemente porque han sido muchos los comentarios que ha suscitado y, desde luego, no todos buenos, sin embargo me sigue extrañando el desmesurado rechazo que algunos demuestran cuando les tocan el orgullo patrio que luego sólo enarbolan cuando nuestra selección de fútbol juega algún partido "importante". Parece que muchos hacen suyo aquello de: "a usted ni se le ocurra hablar mal de mi país que de mi país ya hablo mal yo".
En esta España, en la que todos queremos que los demás cumplan las normas y que nos dejen a nosotros las excepciones, no es habitual cargar las tintas para defenderse de un "ataque" pero, ¿es este artículo un ataque?
Hay que decir, porque creo que muchos no lo saben, que Juan Moreno es español, aunque trabaje para un medio alemán.
Vamos a desmenuzar un poco algunos de sus contenidos.
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España tiene los políticos que se
merece.
Sin duda. Nuestro empeño en delegar responsabilidades siempre en el otro ha consolidado una clase política a la que culpamos de todos nuestros males pero a la que seguimos votando como autómatas cada cuatro años porque: "Si no votas no tienes derecho a quejarte"
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Ni un solo político español ha dado un golpe para
hacerse con el poder.
Cierto, pero no desprecies las iniciativas populares que, aunque
con poco éxito, han demostrado que muchos no estamos aborregados.
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Estoy harto del gimoteo en los cafés, del
despotrique sobre Merkel, sobre Europa, ya no lo soporto más.
Coincido. Quitar a un español el derecho a quejarse sería como quitarle a un alemán la cerveza. Ademas, ¿acaso no votamos cada cuatro años precisamente para eso? Al menos esa es la democracia que nos han vendido hasta ahora. Quizá habría que ir pensando en hacer cambios ¿no os parece?
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Cuando la música todavía sonaba en
la gran fiesta española, nadie se interesaba por Merkel.
Cierto pero, no olvides que, en la gran fiesta española, quien
puso la comida, la bebida, la música y el confeti fue en buena parte Alemania.
Nuestra única culpa ha sido no haber sabido decir: “no gracias”.
No todos pero también es cierto. En Alemania se ganan elecciones
diciendo que la culpa de todo la tienen Portugal, Irlanda, Grecia y España pero, al menos se dimite cuando a uno le pillan que ha copiado su tesis doctoral, aunque no cuando uno se gasta cientos de millones en fabricar drones que no podrán volar.
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Un país en el que hasta los conventos le pagan
en negro al jardinero.
Cierto. Y también algunas empresas empiezan a trabajar
mayoritariamente en negro para poder simular pérdidas y echar así a la mayor
parte de sus trabajadores más veteranos a bajo coste. Todo gracias a la reforma
laboral del PP instada también por Alemania.
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Un país en el que hay pueblos, como
el de mis padres, en el que la mayoría de los habitantes o trabajan en negro, o
no pagan impuestos como deben o le deben su empleo a los amigos políticos.
Totalmente de acuerdo, que eso se de también en otros países, no
nos excusa como pueblo. Somos un país patriota de boquilla hasta que nos tocan
la cartera.
En resumen, cuánto mejor no nos iría a todos, alemanes y
españoles, si en vez de mirar la paja en el ojo ajeno, empezáramos a ver la
viga en el propio.