16-M
¡Hora de levantarse! |
Nació como una manifestación espontanea del hartazgo que
sentían los españoles de la sordera de los que se decían sus representantes, de
esa sensación de impotencia que supone sentirse arrastrado por una “clase
política” a la que le trae sin cuidado lo que pienses. Hartazgo de ese “por ti,
para ti, pero sin ti”, de ver cómo íbamos directos al precipicio, empujados por
un sistema financiero que hasta la fecha parecía oculto pero que, al asomar
entre bambalinas, nos despertó de repente de nuestros sueños de democracia al
mostrarnos quien era realmente el amo aquí.
Ese hartazgo, unió a trabajadores y jubilados, profesores y
estudiantes, pequeños empresarios, autónomos y desempleados, licenciados y
gente sin estudios, todos ellos unidos por la honorable sensación de que era necesario hacer algo, aunque no
supieran concretamente el qué. Pero, a un año vista, ¿cuál ha sido el balance?
Lo primero que resulta extraño es no poder decir si uno se
siente uno más del 15-M o no. La falta de una estructura organizada ha hecho
que cualquiera pueda erigirse en portavoz del movimiento y cualquiera pueda ser
automáticamente desautorizado, sin que se sepa si el representante y el que
desautoriza pueden a su vez ser considerados o no legítimos. Recordemos que incluso
alguien, con dudosas intenciones, se ha presentado a las elecciones generales
bajo esas siglas.
Sí, se han conseguido elaborar propuestas concretas y, en
casos puntuales la dación en pago previa negociación pero, la realidad es que
esas propuestas estaban muchas de ellas ya en el programa político de algún
partido y la sensación generalizada es que el movimiento se ha paralizado
víctima de su propio miedo a convertirse en lo mismo que critica.
Parece que el siguiente paso natural sería elaborar un programa político alternativo y aprovechar toda la cobertura mediática que
se ha tenido para darlo a conocer y proponerlo en unas elecciones generales
pero, este paso está por dar y no parece que se contemple.
Actos violentos aparte, vaya por delante mi cariño, respeto y
admiración por el trabajo que se ha hecho. No seré yo quien lo critique sino
todo lo contrario, he de agradecer que, al menos por unos meses, nos hayan devuelto
a muchos la esperanza en los seres humanos. Por todo ello, gracias pero yo y creo que muchos más,
anhelamos ese siguiente paso cuanto antes.