viernes, 20 de abril de 2012


"Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir."

Algún periódico analizaba sus gestos para llegar a la conclusión de que había sinceridad en su rostro. Daba la sensación de que les importaba realmente ese hecho.

En este mundo en el que la verdad pasea siempre por calles solitarias y a horas intempestivas para que nadie la vea y que cuando algunos se la cruzan, pasan a su lado sin reconocerla, porque, de tanto darle la espalda, han olvidado cuál es su aspecto, alguien se rasga las vestiduras por una disculpa o se derrite en melifluas alabanzas que avergonzarían al más pecador.

Aunque a alguien pueda parecerle lo contrario, este rey, como todos, es un ser humano, tan humano como tú y como yo. Ningún dios ha bajado a coronarlo. Ninguno le ha infundido eterna incorruptibilidad. Ninguno le ha imbuido de poderes especiales más que los que nosotros hemos acordado, con mayor o menor libertad, otorgarle. No le debemos fe ciega. No tenemos hacia él ninguna obligación especial más que el respeto que todo ser humano merece. No lo hemos elegido. Ha heredado la Jefatura del Estado como quien hereda un predio familiar y así la transferirá.


Por si os quedan dudas, no es más barato ni más caro ni tiene por qué serlo. Ya no es el punto de cohesión de España y no hay más que ver el oportunista desprecio con que lo tratan los distintos nacionalismos.

Nos cae bien… sí, es cierto aunque, sentir aprecio, admiración o afecto por alguien a quien no conocemos, es como enamorarse de un actor por el personaje que representa. Todo ello no es óbice para que nos permita elegirlo en unas elecciones generales. Si tanto cariño le tenemos, no hay duda de que para muchos sería el mejor presidente de la República.

Hay antecedentes como Simeón II de Bulgaria que llegó a ser Primer Ministro de su país y que ahora dirige la segunda fuerza política más numerosa de su parlamento.

Pensemos sin prejuicios y sin miedos. Lo único bueno de tocar fondo, es que más abajo ya no hay nada.

"De diez cabezas, nueve embisten y una piensa. Nunca extrañéis que un necio se descuerne luchando por la idea" Antonio Machado.